Los Grupos de Acción Local ADAC y FADETA han impulsado una campaña para dar a conocer este patrimonio natural todavía desconocido por el gran público
La provincia de Guadalajara es conocida por su riqueza natural y paisajística, pero, todavía hoy, existen rincones desconocidos y difíciles de imaginar en el centro de la península. Es el caso del valle del río Ungría, un oasis natural más semejante a zonas del norte del país que al páramo de la comarca de La Alcarria en la que se ubica.
Ocupa un total de 12.494 hectáreas de los términos municipales de Lupiana, Atanzón, Centenera, Valdeavellano, Caspueñas, Trijueque y Brihuega, incluyendo los cascos urbanos de Fuentes de la Alcarria y Valdesaz.
Este valle se ubica a escasos 20 kilómetros de Guadalajara capital y apenas 80 kilómetros de Madrid. Su enclave hace que cuente con importantes valores naturales, con interesantes especies de flora y fauna que conforman un ecosistema único en su entorno.
El río Ungría, que nace en Fuentes de la Alcarria y recorre 39,7 kilómetros para morir en las aguas del Tajuña, es el gran protagonista de este paisaje. Mejor dicho, el agua. Ya que esta zona natural está marcada por los ríos, pero también por los arroyos que excavaron el valle y las incontables fuentes existentes en la zona.
Molinos y cabañas
El valle del río Ungría tiene otro elemento tradicional y patrimonial singular: sus molinos medievales. En concreto, a lo largo de su cauce, este río fue capaz de mover las muelas de varios molinos harineros que se construyeron a sus orillas.
Tres de ellos pueden encontrarse en el camino que une Valdesaz con Lupiana, algunos están rehabilitados y con un uso residencial diferente al de antaño, cuando servían para moler grano o dar luz a la zona.
Otra singularidad son las antiguas cabañas que podemos encontrar en Atanzón o Valdesaz. En el primer municipio hay más de un centenar.
La funcionalidad de estas cabañas era variada. Una de ellas era resguardar a los pastores cuando salían a pastar, ya que durante el día no les daba tiempo a regresar al pueblo.
Otra funcionalidad era vigilar viñas para evitar que robasen las uvas. Ese era el caso de Valdesaz, un pueblo vinícola, donde todavía se pueden ver encontrarse ejemplares muy bien conservados.
Riqueza natural y gran biodiversidad
Este valle cuenta con importantes valores naturales, pudiendo disfrutar de bosques con encinas, quejigares y choperas.
Además, presenta gran diversidad de aves, tales como águila real, buitres, búho real o cernícalo, que lo hacen especialmente atractivo para el turismo ornitológico.
También se pueden ver otros animales como corzos, zorros o jabalíes.
Si bien es un valle profundo y escarpado, su fondo es llano, lo que le hace especialmente atractivo para su visita. Se puede recorrer por diversas rutas y disfrutar del senderismo y los paseos en bicicleta.
Además de la riqueza natural y paisajística, cabe señalar la importancia del patrimonio arquitectónico que las diferentes poblaciones asentadas han ido aportando a este lugar a lo largo de los siglos.
Desde los Grupos de Acción Local de la Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC) y la Federación de Asociaciones para el Desarrollo Territorial del Tajo- Tajuña (Fadeta) han puesto en marcha un proyecto de dinamización y difusión de este patrimonio natural, liderando asimismo su proceso para la declaración de Paisaje Protegido por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Para ello, han elaborado un espacio web (www.vallerioungria.com) con amplia información del Valle del Río Ungría que sirva de punto de información para los potenciales turistas que quieran visitar la zona.
Además, se ha elaborado un vídeo divulgativo y realizado diversas acciones de comunicación que han compartido en las diversas redes sociales de estos Grupos de Acción Local.